Naciendo en casa

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NUESTRO PARTO: Carla, Andrés, Juani y Santi. (por Carla)

Relato PVDC Santi

El camino hacia mi parto después de cesárea, empezó como pasa muchas veces, con el nacimiento de Juani, en el 2015. Con él me prepare (o eso creía) para un parto vaginal, y termine en una cesárea por sufrimiento fetal luego de una inducción fallida por fisura de bolsa. Creo que llegue a casa luego del alta, y ese mismo día solicite unirme al grupo de Facebook “Parimos después de cesarea”. Ese día, también decrete que a mi próximo hijo lo iba a parir.
En Noviembre del 2016 quede embarazada, embarazo que culminó en un aborto espontáneo en la semana 7. Como fue la segunda pérdida gestacional, decidimos que antes de encarar una nueva búsqueda íbamos a hacernos todos los estudios para descartar cualquier problema. Así fue como me entero que tengo un tipo de trombofilia hereditaria, que para algunos hematólogos es causal de abortos espontáneos y para otros no. Mi hematóloga entra en el segundo grupo, me indico aspirina a modo preventivo un par de meses antes de la búsqueda, hasta la semana 35 de embarazo y vida normal. Con mis estudios “bien”… decretaba mi segundo pensamiento: a mi próximo hijo lo voy a parir, y en casa.

Llegó junio, y con el mi positivo. Desde el momento cero este embarazo fue distinto a los anteriores. Me entregue en cuerpo y alma a que pase lo que pase en el medio, el producto final sería mi pvdc planificado en domicilio. Unos días antes de saber del embarazo, Ana Becu daba una charla sobre PVDC en un espacio cerca de casa, así que aproveche la oportunidad para meterle un par de fichas a mi compañero (que me seguía porque no tenía opción, no porque estuviese realmente convencido) y de paso conocerla a ella. Fue casi amor a primera vista. Ana es de esas personas que la escuchas hablar y tiene tanta paz, que te da sueño… pero a la vez no querés dormirte para no dejar de escucharla. Un par de días después de esa charla confirmaba mi embarazo.

En zona sur y con mi prepaga, las opciones para un plan B eran acotadas, así que decidí hacerme todos los controles del embarazo con el Dr. Comas en el Hospital Británico, y aunque él no lo supiera iba a ser mi plan B, o en el peor de los casos entraría por guardia al Británico. Como ya sabía que su fecha límite para esperar es 41.3… le mentí una semana con mi FUM (fecha de ultima menstruación) para que me espere 42.3, y aunque sabía que no iba a parir con él, no tener la presión de la fecha de vencimiento.

Semana 15 aprox, me contacto con Ana. Quedamos en que íbamos a juntarnos con mi compañero, ella y Silvia. Se comunicaría conmigo en los siguientes días para coordinar. Semana 18… no tengo noticias, el fantasma de quedarme sin equipo empieza a jugarme una mala pasada…. Le mando mensaje a Fran Saraceno, me responde al toque pero… no era él. Yo quería parir con Ana y Silvia. Hablo con alguien del grupo de Facebook que me dio el envión para que vuelva a escribirle, y ese mismo día ella me llama. Cuando atendí el teléfono ya sabía que no iba a decirme algo bueno. Creo que esa es una gran característica de Ana, es totalmente transparente, siempre. Me dice que Silvia estaba con algunos problemas, que ya no iba a acompañar muchos partos domiciliarios, y que para mí FPP ya tenía uno…. Que me ofrecía su acompañamiento, en vez de con Silvia, con Carolina Waldner. Quedamos en encontrarnos esa semana en mi casa, Ana, Caro, mi compañero y yo… hablamos mucho, muchísimo… ese y cada encuentro duró no menos de 2 horas… Ese día se fueron de casa, y nos dijeron que si queríamos hiciéramos un grupo de WhatsApp así nos manteníamos en contacto. Creo que antes de que se suban al auto ya lo habíamos armado.

A partir de ese momento el compromiso con nosotros fue absoluto, siempre en contacto, preguntándonos como estábamos, si necesitábamos algo, y seguimos con los encuentros mensualmente en donde a parte de los controles básicos (tomar la presión, medir altura uterina, ver algún estudio que haya pedido el obstetra y escuchar al gordo), se daban charlas muy fuertes, intensas, revolviendo muchas cosas y haciendo un camino de empoderamiento que vale cada centavo que se paga. Ana y Caro son las personas más distintas entre sí que conocí alguna vez trabajando juntas, y sin embargo logran complementarse de una manera que siempre me pareció maravillosa.

EL PARTO

Siempre que hablábamos del día del parto en los encuentros, yo hacía hincapié en que no iba a parir ni antes, ni después de la semana 40. Por lo cual el bolso “por las dudas” lo arme en la 39.6, y hasta ese momento realmente no me agarro ningún tipo de ansiedad. Mi hermana, que es doula y vive en córdoba, me había ofrecido venir, para estar en el parto, o cuando yo la necesite. Realmente no sabía que iba a querer en ese momento, pero le dije que venga igual, obvio no antes de mi semana 40… que era cuando iba a nacer Santi.. (ilusa yo).. y le dije que se saque pasaje de vuelta para el 3 de abril, total….. Seria mi semana 42.1, ya RE había parido (ilusax2)… Pasó la semana 40, la disfrute realmente. Estaba mi hermana con mis sobrinos, charlamos mucho (hacia meses que no nos veíamos) .. semana 41, me empieza a dan ansiedad pero manejable aún. Mi hermana me ofrece hacerme moxibustion, acepto, nos reíamos mucho porque en el fondo las dos sabíamos que era “un juego” ya que realmente el bebé iba a nacer cuando esté listo. Esa semana no habíamos programado encuentro con las parteras, yo no quise porque en algún momento las iba a llamar avisándoles que estaba en TP, y ya habíamos arreglado que si veíamos que no pasaba nada, me tenía que hacer un monitoreo para seguir esperando tranquila. El jueves santo a la mañana recibo un llamado de Ana… me cuenta que estaba con un problema familiar, que tenía a un pariente muy cercano internado, y que quería que lo sepa, porque si llegase a pasar algo y a la vez yo empezaba con TP, ella no iba a poder estar y en su lugar vendría Caro con Gleidmara (yo no la conocía). Mi primera sensación fue que tenía a una manada de elefantes caminándome encima del estómago. Pero a medida que transcurría la charla, iba recordando cada encuentro, cada charla…hasta que logré ponerle palabras a lo que me pasaba y le dije algo así como “Ana, yo quiero que estés, pero también soy consciente de que no te necesito para parir” y ella me devolvió todo lo que yo necesitaba escuchar “y yo quiero estar. Pero vos vas a parir igual” lo único que me preocupaba realmente era que el TP se desencadene al otro día, que era viernes y Caro estaba de guardia, y justo Ana tampoco pueda… y ella me dijo que en ese caso, iba a venir a mi parto, pase lo que pase. Listo. Me relaje. En esa charla Ana me sugiere que, al otro día, viernes santo, aprovechando que Caro iba a estar de guardia en el Itoiz, podría ir a hacerme eco y monitoreo para seguir esperando tranquilas. SE ME LLENO EL CULO DE PREGUNTAS. No quería saber nada con ir a una clínica (A Comas no lo veía desde la semana 34). Tenía pánico de que me hagan quedar. Tal es así, que no lleve NADA. Ni cartera. Me fui con la credencial de la obra social y el celular en los bolsillos. (No sé, flashe que si no tenía nada encima no me iban a dejar internada). El camino hasta el Itoiz no hablamos con mi compañero, realmente tenía taquicardia. Llegamos, le pedí a Caro que no me tome la presión porque sabía que iba a tenerla alta de los nervios. Me hace el monitoreo, perfecto (respire) y nos fuimos a caminar un rato por el shopping aprovenchando que nuestro hijo mayor había quedado con mi mamá.

Lunes a la noche, cena familiar porque al otro día a la madrugada mi hermana se volvía a Córdoba (semana 42)… Qué sensación terrible tenía, sentía que la había hecho venir al pedo, que no iba a conocer a su sobrino hasta vaya a saber cuándo, y encima pensaba.. “ésta se va a estar subiendo al avión y yo empiezo con TP”………
Volvemos a casa, 1 am, me acuesto, contracción. Esa contracción que no te deja margen de error, que decís, es de parto. Puteo porque todo estaba pasando tal cual sabía que iba a pasar, y me propongo descansar. 4 am, les mando un mensaje al grupo a las parteras, “estoy con contracciones desde la 1 am… estoy bien, voy a tratar de descansar y cualquier cosa les aviso” me contestan al toque cosas lindas, y me vuelvo a acostar… a las 5 les aviso que había perdido el tapón, que sigo con contracciones rítmicas pero igual era super tolerable el dolor.. me dan algunos tips para pasarlas.. a las 8 me escribe Ana para ver cómo sigo, si quiero que vengan o si necesito algo.. les digo que no, que sigo igual pero estoy bien, todo es muy tolerable…. A eso de las 11 am me pregunta si necesito algo, y ahí sí le digo que si bien estoy bien, quiero que vengan a escuchar al bebé.. me responde que están de acuerdo, que me iban a ofrecer lo mismo ya que hacía casi 12 hs que estaba con contracciones. Me avisa Caro que antes de las 14 estaba en casa… llega, me toma la presión, escucha un rato largo a Santi, confirma que las contracciones son rítmicas y regulares, y me dice que está todo perfecto, que a ella le gustaría, si yo estoy de acuerdo, hacerme un tacto. Le digo que sí y para sorpresa de todos, 7 cm… vamos carajo pensé, en dos horas se terminó todo, no sentí casi dolor, esto es pan comido…… (ilusax3) … Caro le dice a mi compañero que se queda, le avisa a Ana, le dice que vaya viniendo pero muy tranquila.. yo seguía acostada pasando las contracciones y tratando de dormitar entre ellas.. (ya hacía muchas horas que no dormía y sentía que el sueño no me dejaba pensar claramente)… Y a partir de acá no tengo mucha noción de cómo se fueron dando las cosas… Ana llego al rato, yo seguía en la cama, pasaba las contracciones en cuatro patas en la pelota, veía que empezaba a caer la tarde y mis cálculos de “en dos horas se terminó todo” no me estaban dando. Más que el dolor que seguía siendo totalmente tolerable, no aguantaba más el cansancio. Me metí en la ducha, volvía a la cama, daba una vuelta por la pieza, en un momento prendo el celular (ahora veo que fue a las 21 hs) y le escribo a mi hermana… “no sale” y me responde.. “acordate lo que leímos, cambia de ambiente”… No quería saber nada, pero sabía que tenía razón, así que así en bolas como estaba me fui al patio…. Fue automático, me senté en una reposera y las contracciones empezaron a dolerme, mucho. Ya no las podía pasar sentada, con cada una salía “corriendo” a agarrarme de los escalones del tobogán de mi hijo, tenía un fastidio tremendo, escuchaba que estaban ellos adentro pidiendo empanadas y pensaba… estos hdp no se dan cuenta que yo me estoy por morir en cualquier momento? Cada tanto venían las chicas a escuchar al gordi, me preguntan si quería tomar homeopatia (no me acuerdo para que ni cual) pero en ese momento si me decían que tenia que tomar veneno para que se termine todo, lo tomaba encantada también. Esas horas caminando en pelotas por el patio me dejaron de recuerdo un estado gripal del que todavía me estoy recuperando.

En un momento vuelvo a mi pieza, Caro me hace otro tacto, y nos dice que estoy con completa, pero que el cuello tiene un reborde, que podemos intentar que yo puje durante la contracción y ella lo acomode, o seguir como veníamos y que en algún momento se iba a acomodar. Le digo que probemos pero que si me duele mucho le aviso y saca la mano. Obvio que vi las estrellas, le pedí que pare y Ana me dice que la manera de acomodarlo era pujar durante la contracción. (Qué difícil es pujar sin tener sensación pujo!!) Así que las siguientes contracciones fueron así, sentada en el borde de la cama, pies apoyados contra el placard, pujando durante la contracción y cuando se terminaba me tiraba como una ballena en la cama, no sé cuánto tiempo estuvimos así. En un momento me paré para ir al banquito de parto, y sentí muy claramente como Santi “se caía” (se acomodó) y ahí creo que fue el momento que perdí totalmente la razón. Me agarro un ataque de locura, literal. Me senté en el banquito y empecé a sentir tantas cosas que no podía ni decir que me pasaba. Se me prendía fuego el sacro. Me cagaba encima. Se me rompía la vagina. Todo junto. Mi compañero sentado en la cama enfrente de mí no sé cómo no le rompí los huesos de las manos. Jamás creí tener tanta fuerza. En un momento escucho una “explosión” y dije… listo se me reventó un órgano. Era la bolsa. No voy a describir la cantidad de cosas horribles y el rosario de puteadas que recibieron Ana, Caro y mi compañero esa noche porque me da vergüenza, pero realmente fue tremendo. Entre contracciones los puteaba, a los tres, y en la contracción me salía un grito animal que, en el silencio de la madrugada me lo respondían los perros del barrio aullando (real). Después mi compañero me confesó que tenía miedo que caiga la policía, o toque timbre un vecino.
En un momento empecé a sentir que me cagaba, y ahí me propuse no pujar más. Listo dije. Qué me trasladen. Yo no hago más nada. “Me escuchan no? No voy a pujar mas!!!” “No pujes Carla. Si no querés no pujes más” Y ahhhhhh la contracción y ese pujo que aunque no querés te sale de adentro del alma. “Con razón ésta forra me dice que no puje. No lo puedo evitar!” Pensaba. Eso es lo mas loco del trabajo de parto creo. Lo Bien que se está entre Contracciones, cuando no hay intervenciones de ningún tipo.

Con tres pujos salió la cabeza, y con un último el resto del cuerpo (que yo sentí que salió volando), abro los ojos (creo que es lo único que odie de mi parto, no haber podido abrir.los ojos y verlo salir)… Caro lo atajó, lo masajeó un segundo, le empecé a pedir “por favor Santi, llora, no me hagas asustar”… Caro me lo pone en el pecho y largó ese llanto que te desarma de amor… nos quedamos un rato así, abrazados en el banquito de parto los tres mientras las chicas limpiaban un poco la pieza. La placenta salió sola casi sin que me dé cuenta a los minutos… después de un rato me ayudan a acostar, Santiago se prendió a la teta como un experto… El papá cortó el cordón, alguien se puso a hacer mate…. Muy loco todo… Creo que después vivir una experiencia así no querés pasar nunca más por una clínica.. en un momento Ana me dice que cuando quiera, lo revisan a Santi, así que lo pesaron con mi compañero, midieron, lo vistieron, siempre con amor, avisándole todo, pidiéndole permiso…. Después me revisaron a mi, tenía una pequeña laceración superficial que se curó sola a la semana… y así fue como Santi llegó a este lado del mundo, el 4-4-2018 a la 1.20 am con sus 4 kilos de amor, a las 42.2 semanas de gestación..
Hoy hacen 26 días que nació. Y yo cada día siento que me muero de amor por mis hijos.

Solo tengo palabras de agradecimiento… para Juani, mi bebé mayor, por abrirme el camino, los ojos… por no dejarme conformar con este sistema médico prehistórico. Porque con el nacimiento de Santiago, sentí que una parte de Juani volvió a nacer.

A mi compañero, que si tuvo algún miedo o alguna duda, se encargó de NUNCA transmitírmela. Qué apoyó mi decisión de tal manera, que terminó siendo también decisión suya.

A mi cuerpo, que me dio la posibilidad de vivir un embarazo sano, permitiéndome parir en casa como deseaba.
A mis parteras, que estuvieron y aún hoy están para nosotros, que se vuelven parte de cada familia que acompañan..
Y a Santi… que llegó a esta familia a completarla. A completarnos. Que nos eligió. Que nació, y que me hizo renacer.