El nacimiento en el nuevo milenio
Les transcribo a continuacion fragmentos de este escrito que no tiene desperdicios. no lo subo completo porque son 12 hojas. es excelente!! espero que les guste!
El parto ha sido siempre parte del mundo de la mujer. Y siempre ha habido comadronas para asistir a las mujeres en el parto. La palabra comadrona en inglés, “midwife”, significa en inglés antiguo “con la mujer”; sage femme, el término francés, quiere decir “mujer sabia” y su origen se remonta bien atrás en el tiempo. La palabra actual danesa para designar comadrona, “jordmor”, significa “Madre Tierra” y su uso data de los tiempos de los vikingos…
Hace unos doscientos años, los hombres comenzaron a invadir la atención a la maternidad. Poco a poco se produjo un profundo cambio con un gran giro alrededor del paradigma del nacimiento y del cuidado del parto. Las comadronas han comprendido siempre que la mujer en el trance del parto debía permanecer en el centro con la comadrona que la asistía a su lado, no sólo controlando el progreso de su parto, sino también aportando una gran dosis de apoyo social y psicológico. Sin embargo, los hombres necesitan estar en el centro y controlar y manejar todo lo que ocurre a su alrededor. En consecuencia, los obstetras de hoy controlan el parto y podemos encontrar, por ejemplo, la situación extrema: el “manejo activo” del parto en donde “activo” significa que el doctor desarrolla un papel activo y la mujer de parto es de todo menos activa, puesto que se encuentra totalmente despojada del control de su propio parto.El cuidado maternal necesita dar un giro de 180 para que, en lugar de alejarse de la fisiología y del entorno social y cultural, el proceso se dirija hacia el respeto y el trabajo junto a la naturaleza, la mujer y la familia, volviendo el control de la atención a la maternidad hacia la gente.Para aquellos que temen el caos, conviene recordar la advertencia de Churchill: “La democracia es la peor forma de gobierno hasta que uno considera las alternativas”.
La matronería se basa en la creencia de que el proceso del nacimiento en el ser humano forma parte de la naturaleza y que, claramente, ha evolucionado durante millones de años. Las comadronas creen que la mayoría de las mujeres son capaces de dar a luz con apoyo y un mínimo de asistencia. Sin embargo, los hombres confían en las máquinas, no en los cuerpos de las mujeres. Uno de los aspectos fundamentales de la matronería es la espera en calma y en alerta, con conciencia. Esto no forma parte del mundo masculino y ha sido sustituido por la ansiosa necesidad de “hacer algo” de los que atienden el parto, preferiblemente con máquinas…
Desde el principio, las comadronas han desarrollado un papel central en el mundo femenino, no sólo con actos que van más allá de la atención a la maternidad, sino incluso actos que abarcan mucho más que el cuidado de la salud…
Este giro ha comenzado ya en lugares con comités locales públicos que deciden sobre las políticas sanitarias y las prioridades, atención a la maternidad post-moderna. Todo lo que tiene que ver con el embarazo y el parto, cómo lo percibe la sociedad, cómo soporta la mujer el dolor de parto, cómo manejan el parto los que lo asisten, etc. pertenece al ámbito de la cultura. El control local lleva al fortalecimiento de la mujer, que, a cambio, conduce hacia una familia y una sociedad más fuertes. Las mujeres locales necesitan dar a luz en aguas territoriales. La gente ha estado nadando en un mar primordialmente fisiológico, social y cultural durante mucho, muchísimo tiempo. Pueden ver el agua, saben dónde están los tiburones y resultan capaces de encontrar, finalmente, su propio camino hacia la libertad en el nacimiento.
Al final, en el nuevo milenio, los países contarán con sistemas de servicios de maternidad que se encontrarán bajo control público, atendidos por comadronas, basados en la evidencia, rentables económicamente y que rinde honor a la libertad de las mujeres y las familias de elegir dónde y cómo traerán al mundo a sus hijos. ¿Por qué? Porque:
“Nunca pongas en duda que un pequeño grupo de personas comprometidas y consideradas puede cambiar el mundo. De hecho, es el único motor que siempre lo consigue”.
Margaret Mead
Marsden Wagner, Ex director del Departamento de Salud Materno-Infantil de la Organización Mundial de la Salud