Naciendo en casa

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NUESTRO PARTO: Victoria, Patricio, Jazmín (5 años) y Aimar. (por Vicky)

 

Relato de parto/nacimiento en casa: Aimar 14 de febrero, madrugada de amor.

Mi segundo parto, otro gran portal sexual de aprendizaje profundo.

Martes 12 de febrero 23hs

Harta ya de mí. O mejor dicho: mi cabeza…ese continuo pensar que se enroscaba y no hallaba salidas. Entonces me decido por el soltar y lanzarme a sentir. Y hablo con vos Aimar. Nacé cuando quieras y como quieras…con tu energía la que sea. Te amo y te espero.

Danza Aimar agitando las olas intensas de mi ser/danza y me centra y se posiciona y le siento/te amo y te abrazo/ estoy para sentirte y oírte/ tomo tu mano y me sumerjo…tiempo de trascender abisales/muerte y resurrección

Miércoles 13 de febrero
Despierto con la intensidad en mi pelvis. Una contracción se prolonga casi por sesenta segundos y presiento que falta poco para tenerte entre mis brazos.
Así durante el día, cada veinte o cada treinta, a veces cada quince minutos…van y vienen con intensidad esas contracciones que solo puedo atravesar si estoy de pie, sosteniéndome de alguna pared o mueble. En ocasiones en puntas de pie. Hablo con Verona, Mariana…mis amigas doulas avisadas, las que con tanto amor sostuvieron tanto.

Mi pubis y la presión de todo tu peso allí. En esta danza regular e irregular me deslizo con vocales entre el dolor y la tensión…tratando de respirar profundo hacia vos…aún no quería ver que ya faltaba muy poco. Necesito encontrar fluidos, líquidos, olores…empaparme de parto…

Mientras tanto…tres abejas merodean la casa mientras Patricio intenta terminar de pintar la pared afuera con un vivísimo naranja que ya nos envolvía.

19hs El tapón mucoso da señales y entonces comprendo que no hay vuelta atrás. Aunque durante todo el día transité contracciones intensas, sentía que faltaba…que sería largo…y de pronto entre penumbras y vocalizaciones el líquido entre mis piernas, y contundentes pedazos de tapón. Alegría por saberme cada vez más cerca de Aimar.

Llamo a VerOna, mi amiga, ranchi, comadre…mi doula de danzas y andanzas…hermanamiga…para que venga a danzar conmigo, a sostener este tránsito con su incondicional presencia.

También hablo con mi red, les aviso que me embarco, sé que estarán pensándonos todo lo que queda, llenándonos de energías y deseos amorosos y profundos. Julia, Nati y Nati, Eli, Ale.
22:15hs. Llega Oni con mi papá, ya estoy semidesnuda, solo una camisola…contracciones intensas siguen llegando. Insisto en que aún falta pero ya camino y me muevo de otra manera. Abrazo a Ona, nos vamos a la pieza…Llego a oír a mi papá decirle a Pato “empiecen a cargar la pileta porque no van a llegar”, y él le hace caso. Menos mal.

Pato me dice que las contracciones ya están siendo cada 4 minutos y llama a la partera. Ona y yo nos confiamos de mi racionalidad entre contracciones.

22.50hs. Acostada, siento llegar una potente contracción que culmina con una mágica sensación de un globo atravesando mi canal vaginal y explotando en la vulva inundando la cama…había roto bolsa…parecía una ola que venía a sacudirme para decirme “¡ya estás en trabajo de parto!”… me levanté y me desnudé completamente…me sequé y tenía en mi vulva restos de amnios…de bolsa rasgada…como si Aimar hubiese rasgado y roto la bolsa con todas sus fuerzas. Ona VE los velos de mi ritual, la cósmica conexión entre la magia intuitiva de esa ceremonia y de este parto nacimiento. Y solo pasaron 3 minutos y las contracciones vienen con toda la furia y el fuego y ya no tengo retorno.

Antes de esto, un minuto quizás o dos…Ana habla conmigo, pues me escucha y confirma lo que Pato decía. Le pido que venga.

23hs. A partir de ahora, me sujeto del respaldo de la cama, en cuatro patas…la fuerza con que llega cada contracción es total, y siento que debo pujar. Siento que Aimar está descendiendo. Y una imagen me invade: un aro de fuego dentro de mi canal vaginal, muy adentro como visión de tu energía Aimar…y siento que se viene el fuego. “Ya viene/ya viene” decía en cada contracción. Pato se acerca a mi lado y grito en su oído. Les repito que Aimar ya viene, y lloro. Ona y Pato me dicen que si viene están ahí y le van a recibir. Que todo está bien como está siendo. Entre sollozos y emoción, repito varias veces: otro bebé mi amor, vamos a tener otro bebé… Me recuerdo a través de las palabras de Ona y lloro.

Pato me propone varias veces ir a la pileta, para relajarme y esperar a Aimar como a Jazmín. Pero siento que no puedo moverme. Porque si me pongo de pie para ir, Aimar nacería.

Mi recuerdo me dice que no quiero del todo que ya llegue, que quiero esperar a Ana, que es muy potente el fuego que siento, que busco repetir algunas sensaciones del nacimiento de Jaz. Me pongo de pie, y sí. Siento que Aimar podría nacer ahí y le digo a Ona “poné las manos Oni, poné las manos que se me va a caer”…y mientras me sostengo de Pato ella pone sus manos con tanto amor…

Ya no sé qué hora es, pero me traslado a la pileta. Allí encuentro comodidad y algo de alivio, aunque en la misma posición de cuatro patas. Pato me sugiere que me ponga de frente a él, sentada. Lo hago y eso me alivia. Jaz se había metido conmigo pero Sele quería también; entonces, finalmente salen y le pedimos a las dos que vayan a jugar. Ellas estaban desde la tarde noche jugando por la casa, como si nada.
Ana ya estaba cerca, así que supongo que ya sería la 1am…

Llega y le digo: te estábamos esperando.

Me toma los latidos y todo está bien. Ahí digo en voz baja: Estas a salvo. Estamos a salvo. Confiá en mí. Las palabras de mi astróloga maga, Mariela, la que ve las aguas.

Y comienzo a vocalizar en cada contracción, en vez de pujar. Mi recuerdo me dice que, cuando Jazmín venía al mundo Ana me había dicho “no hagas fuerza, sentila…” y yo añoraba eso…que Ana me diga esas palabras y desatender entonces a esa imperiosa fuerza arrolladora que venía con Aimar. Pretendía que Aimar se abriera camino por sí mismo y naciera lentamente. Y también sentía que si pujaba me quemaba, me partía. Y sí. Segundo parto y ese miedo rondaba.

Ana me pide permiso para tactarme, y ver cómo venía la cabecita de Aimar. Le digo que sí. Y siento que estaba muy cerca. Estaba todo bien.

Siguen las contracciones, y Ona saca un cuenco y lo toca. Me gusta.

En un momento Ana me pide volver a tomar los latidos y le digo que sí. Busca. Me mira. Dice: “Vicky. Tenés que pujar. Sacalo.” Seriedad y determinación.

La oigo, y siento y digo “yo sé lo que tengo que hacer” y me vuelvo a poner en cuatro, semi vertical…la posición que sí o sí me hacía sentir el fuego de su nacer, y sí…pujo con todas mis fuerzas…y está muy cerca. Vuelve otra contracción, quizá una más o dos más. Y mi grito animal visceral es poderosísimo y siento que me parto y digo Sí y me entrego a ese morirme partirme y siento que corona, y siento su cabecita afuera…escucho que le dan la bienvenida…y en el próximo pujo hago fuerza y nace…Aimar…y lo toma Ana…y me lo da y llora…y soy feliz y lloro y río de emoción, prendida fuego de amor. Es Aimar por fin en mis brazos. El cordón larguísimo.

Son las 2:07 am. Y entran Violeta con Sele, Jazmín y Safira. Todas sonriendo y emocionadas. Mi hermana me dice que estoy hermosa. Y ya siento contracciones para alumbrar placenta. Entonces me quiero ir a mi cama. Me acompañan. Y allí pongo a Aimar a la teta. Viene mi mamá. Están todas en la pieza. Las contracciones son intensas y la placenta no llega. Ana me dice que puje pero que no hay apuro.

Recordé entonces las 5 horas que estuve con la placenta de Jaz. Y aquí sentía que ya era momento de sacarla. Pedí a mi familia que me dejen sola. Otra vez dije: yo sé cómo hacerlo. Y me volví a poner en cuatro, Ona colocó a Aimar entre mis piernas que seguía unido con el cordón. Y pujé, pujé dos veces y alumbré la placenta mientras le di las gracias y le dije que ya era tiempo de hacerme cargo yo.

Eran las 2:40am. Sentirla fue hermoso, una experiencia voluptuosa, como la bolsa y el parto. Tanto poder. Decisión y determinación. Deseo consciente.

A partir de ahí, el helado, las berenjenas con palta, empanadas, todas las provisiones que mi suegra hermosa me había preparado…sabores…sonrisas. Jazmín y sus besos. Pato corta el cordón con sus piedras traídas de un viaje especial. Aimar es muuy parecido a Jazmín. Ana lo mide y pesa. Ona se encarga de mi placenta y del delicioso licuado.

La lluvia nos acompañaba desde las 3am. Suave y continua.